Contra el/los silencio/s
Unlock the silence
Desde la Nakba en 1948, la llave es un símbolo de la dignidad palestina. Esta imagen fue pintada en el espacio público en Essen, Alemania, en octubre de 2023 y censurada cuatro días después mientras se perpetúa el genocidio contra el pueblo palestino.
La ofensiva de Israel contra la Franja de Gaza y todo el pueblo palestino no se limita a las bombas, las balas o las armas químicas. Ningún relato sobre/desde el pueblo palestino parece viable en una época en la que se impone el silencio. En esta página vas a conocer un caso de censura directa y también una invitación a participar en la resistencia al descargar, compartir y difundir esta imagen y su mensaje.
LA CENSURA
A finales de octubre de 2023 se realizó un festival de arte urbano en el barrio de Katernberg y sus alrededores en la ciudad alemana de Essen. A una de las personas invitadas internacionales le fue censurado el muro tan solo cuatro días después de ser pintado. Además de denunciar el acto de censura en un espacio público, este espacio/acción digital busca insistir en las realidades históricas palestinas y el aguante frente al genocidio sistemático a los que hace referencia la imagen y por las cuales fue censurado.
Los comentarios de la comunidad del barrio, de otras personas participantes y de transeúntes sobre el mural fueron mayoritariamente positivos y hubo interpretaciones variadas. Para algunas personas era simplemente una imagen “bonita”, a otras les disgustó que un pañuelo cubriera la cabeza del personaje. Otra interpretación, entre muchas, reconoció la llave, un símbolo palestino. Incluso con las polivalencias que el mural proponía, fue la llave lo que desató la polémica entre quienes organizaron el festival. Pese a que la mayoría no reconocía que hubiese en la imagen ningún mensaje de odio o que instigara a cualquier tipo de violencia, algunas sostenían que la imagen sería susceptible a “malas interpretaciones” en relación con las prohibiciones de algunos estados europeos y al discurso mediático culpabilizante en torno al conflicto. Esto hizo que parte de la organización temiera posibles represalias legales y sociales que podrían poner en riesgo su estabilidad y credibilidad como agentes y gestores culturales.
Se respira en el ambiente mediático la presión ejercida sobre la libre expresión de la comunidad, lo cual ha mediado en casos puntuales (como el alemán) la culpa o la mala conciencia. Así, se ha instaurado el maniqueo artificio que pregona la equivalencia de la solidaridad con el pueblo palestino y el rechazo al conflicto con la filiación al terrorismo y el antisemitismo.
La posición que finalmente se impuso fue la alternativa entre la autocensura (modificar la parte “problemática» del mural) o el borrado del mismo. Una vez la artista salió de Alemania, el mural fue borrado, así como también el registro en redes sociales de su participación en el festival. Uno de los curadores renunció después de esta decisión como protesta ante el acto de censura. El mural duró tan solo cuatro días en el espacio público antes de ser cubierto con pintura blanca (también consiguieron blanquear el muro) y unos días después se pintó en su lugar uno nuevo de estética abstracta. En uno de sus ángulos está escrita la frase “todos somos uno” en alemán.
LA OBRA
LA OBRA
La intención de la imagen pintada en ese muro era representar o hacer referencia a la historia concreta del pueblo palestino desde su dignidad y su relación con el territorio, sin hacer distinción entre “buenas y malas” víctimas.
El uso de la llave en la composición de la imagen hace referencia a la llave que muchas personas palestinas custodian o cuelgan de su cuello como expresión de la esperanza y el derecho a retornar a las tierras de las que fueron expulsadas y abrir las cerraduras de los hogares que les han sido arrebatados desde la Nakba (catástrofe) en 1948.
La decisión creativa fue intencional. Se quería contraponer a la representación permanente del pueblo palestino como sujeto de vejámenes permanentes, pues resultan necesarias otras representaciones, unas que sean diferentes a la brutalidad de los retratos que circulan masivamente y que no solo denuncian sino también definen los cuerpos, principalmente subalternizados, y los escenarios que es permitido destrozar.
Por ello fue esencial intentar construir una imagen que subvirtiera esos modelos de tortura, masacre y deshumanización, para mostrar las formas de resistencia que siguen vivas y que se relacionan con el territorio y su historia.
La censura no se halla solo en lo que pasó con esta pintura en el espacio público, sino en el impedimento o la coacción que se expresa de muchas maneras en múltiples escenarios, desde la reticencia a discutir e informarse —coartando el derecho a la expresión y al disenso—, hasta la prohibición más opresiva de cualquier tipo de manifestación que cuestione el discurso oficial cómplice y asesino. Este ejemplo es importante, más allá del hecho particular, porque evidencia una vez más la imposición del silencio que quiere cernirse no solo sobre los crímenes en curso, sino sobre la historia del pueblo palestino, la cual también pretenden borrar.
La imagen fue valiosa para otras personas porque al estar en la calle permitía un diálogo directo con gente que vio restituida parte de su historia y su contexto o que pudo reconocer la historia de otras personas reflejada allí como un gesto de aliento, como la añoranza por recuperar de entre las ruinas una imagen de dignidad. No era un llamado a la guerra.
DESCARGA, COMPARTE, DIFUNDE
Desde la Nakba, en 1948, la llave es un símbolo de la dignidad palestina. Esta imagen fue pintada en el espacio público en Essen, Alemania, en octubre de 2023, y censurada cuatro días después mientras se continuaba perpetuando el genocidio contra el pueblo palestino.
Te proponemos descargar libremente esta imagen y replicarla, ponerla en las ventanas de casa o en cualquier superficie que de cara al espacio público. Utilízala en soportes diversos y en conversas múltiples. ¿Te animas?